No, no puedes.

No puedes darme esta vida tan puta. A veces me recuerdas lo especial que soy para ti y otras me demuestras que tan sólo soy una más de las muchas que te quedan. Así mis sentimientos están desequilibrados y mi sentido del humor inestable. No sé si es mejor estar confusa o simplemente sentir cómo una mano de gigante te comprime el estómago y el nudo de la garganta no cesa.

maldita incertidumbre..

Esto es tuyo, o por lo menos lo hice pensando que era para ti. El veintiocho no me diste la ocasión para dártelo. Y el veintinueve era demasiado tarde. Demasiado perfecto para ser verdad. Hoy, también demasiado odioso para ser verdad. Nunca me gustaron los extremos, siempre lo dije y ahora parecen no importarte mis gustos. ¿Qué más da? Nunca llegué a elegir porque no supe. Eres insustituible y te has ido, sin más. A mi se me ha congelado el cuerpo, la mente y las palabras.. Sólo puedo llorar. Intenté hacerlo lo mejor que supe, no estaba dispuesta a perderte, y aun así fallé. Encantada de haberte conocido..

Adiós, mi vida.

El veintinueve de noviembre hacía frío. Ella se fue de un día para otro, ‘esta vez va enserio’, me dijo. Esa frase se me quedó he hizo eco entre mis neuronas durante semanas. No pude decir nada. Llegué a casa y mi almohada recibió mis quejas y mis llantos durante toda la noche. Al día siguiente ella me confesó ‘ahora no puedo estar contigo, pero siento que quiero morir contigo’. Eso también se me quedó grabado. El problema es que una frase con la otra chocaban, y por mucho que lo intentase, sus letras no podían bailar a compás..